“Cada vez que alcanzamos la cima de una cresta decimos ‘quizás ésta es la última’, pero nunca es la última”
Ernest Shackleton
Ernest Shackleton
12 de noviembre de 2012
Cuando se resuelve el problema del sitio aumentan las posibilidades
Una de las primeras máximas que se estudian en las escuelas de negocio en referencia al gran consumo es la importancia de la ubicación del local comercial, de la misma forma la ubicación o posicionamiento en la red del sitio web es igualmente importante cuando el comercio electrónico adquiere importancia como canal de ventas.
El problema con los locales comerciales bien situados, en zonas con gran tráfico de personas, con gran actividad comercial, etc., es que el precio del metro cuadrado es caro y supone un coste fijo alto a repercutir en las ventas.
La tecnología puede poner solución a los problemas de espacio mediante los escaparates virtuales. Hace tiempo salió la noticia de la campaña de la cadena Tesco en el metro de Corea, en el que se mostraban grandes lineales en pantallas y mediante códigos QR era posible añadirlos a la cesta de la compra y recibir el pedido cómodamente en casa, lo que consiguió que se incrementasen las ventas aproximadamente en un 130% y un incremento de nuevos clientes de un 76%.
Ahora Adidas ha dado un paso más, presentando un escaparate interactivo en el que no es necesario utilizar códigos QR o Apps, simplemente puede hacer que el producto pase al dispositivo móvil para comprarlo desde allí o simplemente compartirlo en las redes sociales, lo importante es que el usuario puede “jugar” con el escaparate de forma divertida y entretenida.
Con estas tendencias se demuestran dos cosas: por un lado la experiencia 2.0 va más allá de una moda o un comportamiento pasado en encerrarse en una tableta o dispositivo móvil; y por otro que la relación entre las estrategias off line y on line es cada vez más estrecha, siendo la clave de una nueva forma de pensar en marketing.
Imaginémonos por un instante la reducción de costes en locales comerciales situados en las principales vías de una ciudad, o en la amplitud de horarios de centros comerciales que pueden estar operativos más allá de la web y en n sitio en el que la predisposición a la compra es alta y el acto social de la compra permanece. Por no hablar de la revolución que supone para el merchandising y la gestión de stocks.
Como siempre ocurre con las novedades tecnológicas, habrá que ver la respuesta del público, su aceptación y qué productos son aptos para este sistema. Pero lo que se demuestra es que el futuro está abierto y que aún queda un amplio camino que recorrer en la adaptación del marketing y los canales a los consumidores. ¿Ciencia ficción? Veremos que pronto la realidad corre tanto como la ficción.
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