“Cada vez que alcanzamos la cima de una cresta decimos ‘quizás ésta es la última’, pero nunca es la última”
Ernest Shackleton

25 de julio de 2011

¿Ha de salvar Marketing a las empresas?


¿Tiempos de crisis? ¿Aumentar las ventas? ...¿Quién no está ya cansado de escuchar estas dos frases? ¿Realmente hay crisis? Las crisis son cíclicas, como toda la macroeconomía, ya que una situación de permanente crecimiento es inviable en una sociedad como la nuestra, en la que el desarrollo de las comunicaciones y de la tecnología hace que seamos más globales y con más competencia que en ningún otro momento. No hay crisis, esto no va a cambiar, tenemos que cambiar nosotros porque la situación ha cambiado. Hay que cambiar mentalidades respecto a cómo obtener beneficios empresariales.

En marketing sabemos cómo son estas situaciones, porque el objetivo es siempre aumentar las ventas y el entorno está siempre en movimiento. Cambian las condiciones del juego permanentemente, no hay fórmulas de éxito duraderas... Ahora el entorno ha vuelto a cambiar drásticamente... el objetivo es el mismo, mantener el rumbo en la tormenta, pero esta tormenta no es pasajera. Simplemente hemos cambiado de hemisferio.

Esta situación afecta sobre todo a RRHH y Dirección General, que han de encajar una nueva perspectiva de negocio. Marketing ha de actuar como siempre, con un nuevo giro de timón hacia el entendimiento del nuevo consumidor, esta vez con un poder adquisitivo peor y con más herramientas para informarse y seleccionar. Pero en cada momento de desarrollo tecnológico nos ha parecido lo mismo.

Marketing ha de hacer ver a las empresas qué es lo que desean los consumidores y cómo quieren que se les muestre, pero son éstas las que han de aceptar que, probablemente, han de cambiar de modelo y han de optimizar sus recursos humanos. Porque todos somos también consumidores.

Lo que pasa en la calle también pasa en las empresas, y trabajadores bien formados y con capacidad resolutiva y mucha imaginación para adelantarse a los movimientos del entorno pueden convertirse en una gran ventaja competitiva de una empresa.

No se trata de aumentar las ventas o que Marketing haga una campaña maravillosa. La salvación económica de las empresas está en la mentalidad de los directivos y en la valoración y potenciación de sus empleados, y también en el cambio de mentalidad de éstos.

Estamos en una situación en la que el trabajo es muy importante, hay que ser productivo porque hasta ahora (y aún ahora), las economías ricas han vivido de las economía pobres, pero éstas están desarrollándose, porque las tecnologías de la comunicación hacen que los costes se abaraten y que el talento tenga más facilidad de desarrollo y puesta en práctica. Ahora todos somos competitivos, el terreno de juego ha aumentado. No debemos esperar ilusiones de “locomotoras económicas” que nos arrastren y nos hagan vivir un sueño de falsa productividad.

Pero...¿Los beneficios serán igual que antes? ...

¿A qué beneficios nos referimos? ¿A los económicos pese a todo? Si el desarrollo de ciertos países hace que consigamos que nuestros recursos humanos estén más preparados, no hay que tener miedo a ninguna situación, y eso en sí, ya será uno de los mayores beneficios que hayamos podido sacar de esta situación.